jueves, 12 de febrero de 2009

La casa ciega, por Raúl Brasca





La casa ciega y otras ficciones

Raúl Brasca

El auge de la narrativa breve tiene ya dos efectos notorios: por un lado, la consolidación del microcuento como una forma narrativa con estatus genérico; por otro, la ampliación constante del territorio que ocupa dentro de la literatura. Esto último ha sido posible gracias a unos pocos libros innovadores.

Es el caso de La casa ciega, de Nana Rodríguez Romero, libro hecho de fulguraciones que son narrativamente autosuficientes y que en conjunto configuran un universo creativo profundamente singular. El mundo contenido en La casa ciega es sombrío y transparente. Sombrío porque es lo que resulta de eliminar las atenuantes, las hipótesis consoladoras, los rescoldos que el corazón humano inventó para hacerlo habitable. Todo allí parece iluminado con una luz tenue y, sobre todo fría. El amor es imposibildad o búsqueda desesperada de la unidad perdida (Andróginos), la amistad, una tabla de salvación en medio de la agonía general(El durmiente); la ternura, una emanación de la soledad ( El hombre de los murciélagos). Y es un mundo transparente porque se han borrado las leyes que lo organizaban y sostenían su inteligibilidad: la frontera entre lo soñado y lo “real” se ha vuelto permeable, la transustancialidad es moneda corriente y el tiempo ha perdido el poder ordenador de la sucesividad.


Así, el protagonista de Evidencias, al despertar cada mañana, encuentra la evidencia material del sueño que lo ocupó la noche anterior, y la de Mientras la luna crecía halla cada día de la semana, el segundo piso de su casa ocupado por una generación diferente de sus antepasados. Estos hechos extraordinarios no son, como nos ha acostumbrado la literatura fantástica, irrupciones sorprendentes en el manso transcurrir de lo habitual; son algunas de las muchas posibilidades de la realidad. En esa dura intemperie, se mueven los personajes cuyas características más notables son el desamparo y la soledad. Para ellos no existe tregua ni resguardo, son seres expuestos, escarnecidos, sin el consuelo del dolor, porque están atravesados por la ausencia. Una indolora y a veces atesorada soledad física y afectiva que forma parte de su condición existencial. El personaje de Presencias atenúa su soledad con la intuición de un fantasma; el de El durmiente, con la compañía de un moribundo; el de Alquimia, con la de escorpiones y arañas.

La suma de las características apuntadas determina el clima general de los cuentos y es la base que sustenta la intensa poesía que se respira la recorrer las páginas de La casa ciega. Así como hay ideas que sólo aceptan el formato del cuento o de la novela, las hay que nacen destinadas al microcuento. Las ideas de Nana Rodríguez parecen concebidas en el molde del relato breve. Son , en general, situaciones de una gran tensión interna, inestables, cargadas de inminencia y apremio por una resolución. Bitácora – la historia de alguien que desciende por pasadizos sobrecogedores – lo muestra con la mayor claridad. Contrariamente a lo que sucede en el microcuento clásico, aquí importa más la situación en sí que el modo en que se resuelve. Esta cualidad innovadora se debe a la calidad de la invención y, sobre todo, al lenguaje. Porque cuando hablamos del microcuento, pretendemos hablar de literatura , y no hay literatura si no hay un fuerte compromiso con el lenguaje. El manejo de la elipsis, el fino oído para la música de las palabras, la adjetivación precisa y una prosa que fluye con vigor, puestos al servicio de invenciones arraigadas en estratos profundos de lo humano, hacen de las pequeñas piezas narrativas de La casa ciega, composiciones de inusual belleza y trascendencia.

Reseña publicada en la Revista "Pensamiento y Acción", Nº 6-7 ,2000. UPTC.

Claves para cruzar el espejo, por Lauro Zavala


El sabor del tiempo de Nana Rodríguez:
Claves para cruzar el espejo

Lauro Zavala
Nana Rodríguez es una investigadora y escritora colombiana. Además de haber escrito unos Elementos para una teoría del minicuento, es autora de varios títulos de minificción y poesía.
En el sabor del tiempo, nana Rodríguez reúne una serie de 48 minificciones en las que ofrece alegorías de la creación y la crítica a través del juego de silencios, ecos y cantos de cortísimo metraje. Se trata de textos que van del aforismo irónico a la narrativa que nunca excede la frontera de las 125 palabras.

Del otro lado del espejo siempre hay alegorías, metáforas e imágenes en clave. Este volumen contiene en miniatura numerosas teorías del tiempo y de la escritura, de la música, los sabores, la poesía y el arte. A partir de paradojas y breves cantos a la noche , las ciudades y la luna, El sabor del tiempo logra, por implicación suprema y a través de una inversión del sentido común, un tono que paulatinamente pasa del juego a la gravedad filosófica, y de una ironía lúdica al distanciamiento lúcido.

Este repositorio de metáforas es producto de una sensibilidad que coincide con el espíritu de los tiempos y que a la vez se nutre de los clásicos, con quienes dialoga: Plauto, Dante, Galileo, Simónides, Galeno, Americo Vespucio, Einstein ,Colón, Cortázar. Científicos, artistas, viajeros, filósofos y escritores convertidos en personajes con su propio sabor a tiempo.

Aunque las metáforas sobre el universo y sobre el valor del tiempo son accesibles de inmediato , los efectos poéticos que pueden producir en el lector son como detonantes de acción prolongada . Cada texto encapsula un universo poético y filosófico en pocas líneas , acompañado por el excipiente de la narrativa. Esta estrategia facilita la lectura.

Pero como toda cápsula con excipiente natural , su efecto se extiende a largo plazo, mientras el lector rumia el follaje filosófico que ofrece este remanso textual.

Otros escritores buscan una sola alegoría a lo largo de una extensa novela . En cambio, este libro nos recuerda que los poetas, los locos, los filósofos y los autores de minificciones tienen la virtud de la elipsis.

Aquí la autora construye un sistema de analogías , que son reconstruidas por un lector cómplice . Pero también durante la lectura se inicia otra escritura : la del tiempo del lector, la que se ordena a partir de un reajuste en su cosmovisión particular.
En cada minificción el lector se recupera a sí mismo a través de la lectura de lo que la autora propone como espejo. Pero no es un espejo que refleje su imagen , sino un espejo para ser cruzado y para encontrar un universo poblado de alegorías literarias, No por ello es casual que en algunos casos (45-51) estas alegorías son precisamente acerca de la escritura , los libros, la memoria, la edición, la lectura, las bibliotecas, los libreros y las palabras.

Precisamente en “Minificción” , Alicia prefiere el espejo a la pantalla de la computadora pues añora “el olor de las flores vivas”(55). En otros casos, simplemente se desfamiliarizan los términos cotidianos. En “Al pie de la letra”, por ejemplo, se juega con las paradojas de la creación :
Un poeta críptico se hizo famoso porque acostumbraba colocar notas a pie de página a sus poemas. Con el tiempo, los lectores ansiosos compraban sus libros para gozar la poesía que brotaba silvestre de sus notas a pie de página.(32)

En estos ejercicios de relativización del sentido común , la estrategia para salir de la escritura infinita es a través del suspenso seductor. En este almacén de alegorías , la magia de la minificción radica en la exploración irónica de las estrategias de la alusión.
Reseña publicada en el libro "La minificción bajo el microscopio", 2005

Antologías


































































Estas son algunas de las antologías en las que aparecen textos de Nana Rodríguez















miércoles, 11 de febrero de 2009

La escritura del cuento o el arte de desenvolver la madeja





La escritura del cuento o el arte de desenvolver la madeja


Nana Rodríguez Romero

Variadas son las formas de creación en el cuento. Cada escritor en su universo, su forma de percibir el mundo, su imaginación e intuición y su relación con el lenguaje y las estructuras narrativas, posee una particularidad que define su estilo.

Me inicié como escritora de poesía durante largos años; esto me ha dado oportunidad de acercarme al lenguaje, a la síntesis semántica y a conocer lo que otros han llamado el instante poético. Curiosamente no soy muy aficionada a la lectura de poemas, la poesía me llegó a través de la narrativa. Frente a la escritura del cuento siempre tuve una especie de temor e imposibilidad. Significaba para mí, - y aún significa – un reto muy grande.

Al comienzo, intenté escribir un cuento que salió como un balbuceo, o una especie de escritura telegráfica o un tartamudeo que no descubría nada. A medida que pasaban los años, lo único que me aproximaba a la narrativa, eran mis sueños, pero no los sueños que tenemos despiertos, aquellos que se proyectan hacia el futuro, hacia la utopía o el deseo, eran mis viajes oníricos que cada noche construía como una película o especie de video. Las imágenes de mis sueños han sido tan nítidas y tan plásticas y a veces tan asombrosas, que prefiero asimilarlas como constructos estéticos y simbólicos antes que recurrir al inconciente o a los análisis freudianos.

En esa época, compartía estos sueños, pequeños fragmentos visuales que en ocasiones narraban una historia, con un escritor y él tomó algunos de ellos para la creación de sus cuentos. Luego, por consejo de otras personas empecé a tomar notas sobre esas imágenes oníricas y me enfrenté al abismo, a la aventura de darles forma narrativa, desde el inicio, con la brevedad y la economía en el lenguaje. Indudablemente que de la imagen a la palabra hay una gran distancia, pero creo que he logrado cierta plasticidad por medio de las palabras. A partir de esos fragmentos, di cuerpo a la mayoría de las historias reunidas en mi primer libro de cuentos titulado La casa ciega y otras ficciones.

Cuando me siento a escribir, sé de antemano si va a ser un relato o un poema; esto no significa que los dos géneros no se entremezclen, al contrario, tengo la conciencia de procurar un equilibrio en la escritura. Estas minificciones o minicuentos Además del origen onírico, pueden nacer por una palabra, una anécdota, una vivencia, una fibra tocada por la lectura de otros cuentos, por una imagen fugaz y cotidiana en la calle, en el baño, en el bus, en la iglesia, el trabajo, etc,. Por ejemplo, el cuento titulado La trenza, nació del acto cotidiano de tomar la ducha, al ver algunos cabellos al lado del sifón me dije: qué tal una historia en la cual a una mujer le crece y le crece el cabello, después la historia se me convirtió en una hipèrbole maravillosa con algunos elementos históricos y del folclor latinoamericano.

O el cuento El coleccionista, que nació por un problema de ubicación espacial y de lateralidad, es así que me pierdo en una manzana, en un centro comercial o en un pequeño poblado, debo repetir varias veces el recorrido para llegar a un lugar y hacer asociaciones para ubicarme o recurrir a mapas y direcciones, entonces me hice una ironía a mí misma, también hiperbólica.

El arte y la escritura en particular, son una simbiosis entre el entorno o mundo exterior y la subjetividad o mundo íntimo, conjugados para crear universos literarios, mediados por uno de los más grandes inventos de la humanidad: el lenguaje y con él toda la complejidad que lleva mplícita la construcción de un texto artístico.

Cuando empiezo a signar el papel – porque siempre he escrito manuscritos que después van al computador – parto de una imagen, no se cómo va a desarrollarse la historia,ni cómo va a ser el final. Hace años cuando leí el texto de Cortázar, Del cuento breve y sus alrededores, me sorprendí al encontrar la imagen de la madeja en la creación de sus cuentos, de igual forma, siento como si tuviera una madeja de hilo adentro y empiezo a tirar de la punta, en ocasiones sale limpia y pareja, pero también a veces sale con nudos y enredos que tengo la paciencia de desenredar o cuando veo que es imposible, simplemente, recorto la hebra y empiezo otra historia. No se trata de una escritura automática, porque hay momentos en que me detengo para observar hacia dónde se dirige la historia, generalmente cuando veo que se desboca entre ramas o retóricas inútiles. A veces, antes de concluir, se me aparece o adelanta el final, entonces, dondeo el cuento y lo demás es labor de limpieza.

En general, el relato conserva su primera tensión, la historia no cambia. Dentro de mi estructura mental y afectiva, al escribir las ficciones, no planeo de antemano squemas narrativos. La historia misma se va tejiendo y busca su propia estructura, su propio lenguaje. Confieso que desde que conocí los relatos breves y las minificciones, me han atraído poderosamente por su síntesis y su fuerza evocadora, los concibo como agujeros negros: pequeños espacio-textos que guardan muchísima energía-sentido en su interior.

Los textos que escribo, sean poemas, cuentos, artículos, cartas, pasan primero que todo por el tamíz de mi oído, los leo oralmente, porque el ritmo, la musicalidad interna de las expresiones creativas, en especial, en la música y el cine son una especie de brújula que marca equilibrio y el sentido de las cosas.

Para mí es muy curioso que la gente me pregunte a menudo ¿Y está escribiendo? Como si el escritor o escritora estuviera reducido solamente a escribir, pues pasan largos períodos en los que no escribo una línea, solamente leo y vivo y observo y me asombro con los griegos y La Biblia, Borges, Poe, Kafka, Yourcenar, Whitman, Calvino y muchos otros, entonces imagino que en esa etapa, se están incubando dentro de mí los futuros libros, la madeja interna. Pienso que la lectura y la vida son ese hilo de Ariadna que conduce al laberinto y que un día halo la punta del hilo y allí empieza a nacer lo que se estuvo gestando. Claro que tengo temas que algún día voy a tomar, pero parece que es cuando ellos quieren que se les dé a luz.
Publicado en "El cuento en Red," 2002
Fotografía de Jaime Rodríguez

lunes, 9 de febrero de 2009

Nosotras, vosotras y ellas, de Raúl Brasca


Nosotras, vosotras y ellas .

A continuación, presento algunos cuentos breves de la antología realizada por Raúl Brasca, escritor argentino, para la editorial Desde la gente.

La que no está

Ana María Shua

Ninguna tiene tanto éxito como La Que No Está. Aunque todavía es joven, muchos años de práctica consciente la han perfeccionado en el sitilísimo arte de la ausencia. Los que preguntan por ella terminan por conformarse con otra cualquiera, a la que toman distraídos, tratando de imaginar que tienen entre sus brazos a la mejor, a la única, a La Que No Está.


Al fin nada importa

David Lagmanovich

No me importa que me abandones y pidas el divorcio, siempre que acuerdes conmigo en que la quinta en Pilar sigue siendo mía. No me importa quedarme sin esa propiedad donde transcurrió mi infancia, pero el semipiso de Callao y Quintana no pienso cedértelo. Me tiene sin cuidado quedarme sin inmueble alguno, porque al fin así como vinimos desnudos al mundo, desnudos nos iremos; pero no se te ocurra invocar derecho alguno sobre la cuenta en el banco de Miami, en donde he venido ahorrando para la vejez. Es cierto lo que dices, los dos tenemos necesidades, pero yo no puedo cederte los bonos hipotecarios del Banco de Galicia; sólo te los doy si me garantizas que no tocarás los muebles de mi escritorio ni mi biblioteca profesional, que al cabo no te sirve para nada. Está bien, que sea como tú quieras, pero el gato me lo llevo yo.

Palabra de hombre

Cornelia Sonnenberg

"Nunca te engañaré"

Es verdad, siempre termino por saberlo.

Pi-romántico

Nana Rodríguez

Cuando terminó de besar a la única mujer de la cual se había enamorado, la ciudad sucumbió bajo las llamas. No conocía la magnitud de sus pasiones.

La poesía, de Eugenio Montejo




La poesía



Eugenio Montejo




La poesía cruza la tierra sola,

apoya su voz en el dolor del mundo

y nada pide

ni siquiera palabras.

Llega de lejos y sin hora, nunca avisa;

tiene la llave de la puerta.

Al entrar siempre se detiene a mirarnos.

Después abre su mano y nos entrega

una flor o un guijarro, algo secreto,

pero tan intenso que el corazón palpita

demasiado veloz. Y despertamos.





Antologías



a Eugenio Montejo



Entré en libros rumosos de pájaros y árboles, canto de gallos lejanos y cigarras; nostalgia con nombre de infancia y de mujeres.

Encontré a Orfeo, a Rembrandt, a Bolívar y a Ulises, páginas sin fin de la memoria. Una ciudad vertical y transparente lleva sobre las alas el poeta.

Amor a primera lectura, digo y me sorprendo, y vuelvo a caminar por esas páginas rumorosas de pájaros y hojas.


Nana Rodríguez

El minicuento en Colombia


El MINICUENTO EN COLOMBIA

Nana Rodríguez Romero

El género literario conocido como minicuento en Colombia, tiene una historia breve. Si tenemos en cuenta las clasificaciones y definiciones, los nuevos cánones que hasta ahora se han realizado por parte de especialistas e investigadores/as, que han denominado a estas breves narraciones, minicuento, micro-relato, cuento corto, cuento ultracorto, y minificción, respecto a su extensión, su carácter híbrido y proteico; las marcas de humor, ironía, intertextualidad, metaficción, sentido implícito, parodia, etc., podríamos decir que su aparición en Colombia es relativamente reciente y que en el pasado, cumplía funciones de relleno o de viñeta en las publicaciones de periódicos y revistas.
A propósito de esta taxonomía, que es necesario establecer, para el desarrollo de este trabajo, ( hago la aclaración que hay varios críticos e investigadores que no hacen tal diferenciación); la investigadora Dolores Koch, anota lo siguiente: “Algunas minificciones son muy conocidas como el poema en prosa, la anécdota, la viñeta, la parábola, el aforismo, el epigrama, y otro tipo de minificciones que son inclasificables como ciertos juegos de palabras ”. Respecto del minicuento expresa que: “ por breve que sea, consta, al igual que el cuento, de una exposición o introducción, una situación conflictiva y un desenlace; sobre el micro-relato, anotade la tarde el enfermo miraba la llama como a otra pupila, miraba sin despabilar. Miraba. la autora algunas características que lo diferencian del minicuento y la minificción: “la transgresión o fusión de géneros; un desenlace ambivalente o elíptico; alusiones literarias, bíblicas, míticas, históricas; rescate de fórmulas de escritura antigua, fábulas o bestiarios”. Lo cierto es que, hasta el momento, cada día aparecen novedades estilísticas de la brevedad, no solamente por parte de los investigadores, sino de los autores mismos que llaman a sus libros y a sus textos con nombres muy particulares, engrosando así, la familia de este tipo de literatura.

Empezaré por reseñar algunos libros publicados desde los años cuarenta, en los cuales encontramos la presencia de cuento corto, minicuento, minificción, micro-relato y cuento ultracorto .

Entre los años cuarenta y sesenta escritores como Jorge Zalamea, Jorge Gaitán Durán, Alvaro Cepeda Samudio, Manuel Mejía Vallejo, Luis Vidales, entre otros, escribieron algunos minicuentos, que pueden considerarse como textos insulares dentro de su obra. Asi, en Las noches de la Vigilia de Manuel Mejía Vallejo, más conocido como novelista, se reúnen varios cuentos cortos que rondan las evocaciones de la poesía, y lo fantástico:

Cenizas
El cuadro representaba una mujer caída al sueño frente a una vela con débil llama. A la luz-Apaguen esa vela del cuadro, apaguen esa vela, apaguen esa, apaguen... – dijo antes de su sueño.
Nadie le hizo caso, la soledad era parte del delirio; el delirio, mínima parte de su soledad.
Pero al otro día la gente se apretujaba en derredor de las cenizas.
(Manuel Mejía Vallejo, Cuentos de zona tórrida, las noches de la vigilia, Procultura, 1986, p. 174)

Los cuentos de Juana, de Alvaro Cepeda Samudio, escritor perteneciente al Grupo de Barranquilla, contiene una serie de relatos cortos de tipo fantástico, cuyo leitmotiv es el personaje Juana quien describe las circunstancias mágicas de su entorno con un acento particular, elaborando, de una forma experimental, lo cinematográfico en sus relatos.

Cuando Julio Roca era...
Cuando Julio Roca era editor de Diario del Caribe, de Ciénaga, un pequeño pueblecito perdido en la costa de Colombia, le contó a Juana lo siguiente:
Una vez un gringo aventurero resolvió fundar un cine en un minúsculo y remoto pueblecito del corazón del África. La noticia rodó como un incendio por los alrededores. El día de la inauguración, todos los leones de la zona llegaron a la entrada de la tolda donde funcionaba el cine. Porque los leones se habían dicho:
- Vamos, que a lo mejor la película es de la Metro y ahí salimos en todas.
Juana, quien también es gringa y extravagante, pensó solamente que los leones también tienen el pelo amarillo.(Alvaro Cepeda Samudio, Los cuentos de Juana, Norma, Colección Milenio, Bogotá, 1999., p. 76)

No se puede hablar de una tradición en la escritura del minicuento en Colombia, como sí ha existido en países como México, Venezuela y Argentina, con representantes como Monterroso, Cortázar, Borges, Julio Torri, Arreola, Marco Denevi, René Avilés Fabila, Ednodio Quintero, Edmundo Valadés, Ana María Shua, entre muchos otros. Podríamos hablar de una producción diaspórica, recogida la mayoría de las veces en revistas, periódicos, antologías y publicaciones marginales.
En la década de los ochenta, en la ciudad de Cali, aparece Ekúoreo, revista dirigida por Guillermo Bustamante y Harold Kremer, pioneros de la publicación del minicuento en Colombia; posteriormente, los mismos autores dieron a conocer la antología del cuento corto colombiano , que recoge 76 textos entre cuento corto y minificción de autores consagrados como William Ospina, Luis Vidales, Celso Román, Mejía Vallejo, Rojas Herazo, Alvaro Mutis, Jairo Aníbal Niño, Humberto Valverde, Luis Fayad, Jorge Zalamea, Aguilera Garramuño, Gonzalo Arango, entre muchos otros; escritores de novela, cuento, ensayo y poesía que le han coqueteado al género, pero que no podemos hablar de uno de sus libros dedicado por completo al minicuento. Dentro de esta antología se encuentran las más variadas formas como la re-creación del mito, la parodia bíblica, los relatos fantásticos; y como características, el humor negro, la ironía y la parodia, las anécdotas cotidianas, los finales sorprendentes.

García Márquez, uno de nuestros más grandes escritores, cuenta dentro de su extensa obra con uno de estos brevísimos textos que nos corrobora una vez más la marca de su estilo irónico:

Un caballero llevaba en el bolsillo del pecho un libro de reciente aparición. Cuando alguien le hizo un disparo a quemarropa fue conducido al hospital, donde se constató que el agredido gozaba de perfecta integridad física. El proyectil no había alcanzado a atravesar el libro. Un crítico literario comentó: Claro, si es uno de esos libros invulnerables. Ni siquiera una bala alcanza a pasar del segundo capítulo.
(Gabriel García Márquez, Magazín Dominical El Espectador, Nº 393, 1990, p. 19)

Hacia 1981, el escritor David Sánchez Juliao, saca a la luz una revista denominada, Puro cuento, al igual que otras dos del mismo carácter en México y Argentina, dedicada a publicar cuentos cortos y minificciones de autores de diversa nacionalidad. Traemos aquí, un texto de Jairo Aníbal Niño, conocido escritor de literatura infantil, publicado en el número 1 de esta revista; es una minificción que recrea el mito griego, construida con el formato de noticia:

Historia
Ayer por la tarde fue extraído de las antiguas aguas del Mediterráneo el cuerpo petrificado de Icaro.Al ser colocado sobre la cubierta del barco, sus alas metálicas, limpias y poderosas, lanzaron una erupción de luz cuando fueron tocadas por el sol de los venados.
Se sospecha que la afirmación de que Icaro usaba alas de cera, fue propalada por sus asesinos.
( Jairo Aníbal Niño, Puro cuento, Nº 1, Bogotá, 1981, p.12)

En 1.984 , aparece el libro de cuentos de Harold Kremer, titulado La noche más larga, ganador del concurso de Cuento de la Universidad de Medellín. Volumen que reúne 16 relatos cortos, varios de ellos se pueden considerar minicuentos, o micro-cuentos, como denomina el escritor argentino Raúl Brasca, a éste tipo de piezas narrativamente autosuficientes con un tono entre la ficción y la poesía.

Fotografía(1925)
La primera imagen es una fotografía. Aliza me tiene entre sus brazos y papá, frente a nosotros, está escondido bajo una tela negra y un trípode: mis ojos lo anhelan; quiero bajar e ir a buscarlo, pero Aliza me retiene fuertemente. Comienzo a llorar hasta que papá reaparece y me toma entre sus brazos. Ahora es Aliza. Papá le da algunas explicaciones, mientras limpia mis lágrimas con su pañuelo y me peina suavemente con la mano. Luego señala la cámara y le dice:”Nada va a pasar. Busca a Aliza y quédate quieto”. Papá se pone rígido y yo me quedo quieto sin comprender. De repente el flash se incendia y comienzo otra vez a llorar. Aliza cree que nos ha quemado. Mis ojos se llenen de luces. Papá, todavía cargándome, se acerca a la cámara y dice: “Hay que tomar otra”. Aliza pega un grito y retrocede hasta la cocina. Miro a papá y ya no es papá: es una luz. Desde ese momento las cosas dejaron de ser cosas y se convirtieron en luces. Mis ojos no volvieron a ver a papá. Y tampoco a Aliza.
(Harold Kremer, La noche más larga, Universidad de Medellín, Medellín, 1984,p. 57)

Es muy conocido el Manifiesto del minicuento que publicó la Revista Zona de Barranquilla, que expresa en algunos de sus fragmentos:
“...concebido como un híbrido, un cruce entre el relato y el poema, el minicuento ha ido formando su propia estructura (...) La economía del lenguaje es su principal recurso, que revela la sorpresa o el asombro. Su estructura se parece cada día a la del poema. La tensión, las pulsaciones internas, el ritmo y lo desconocido se albergan en su vientre para asaltar al lector y espolearle su imaginación. Narrado en un lenguaje coloquial o poético, siempre tiene un final de puñalada. (...)
El minicuento está llamado a liberar las palabras de toda atadura, Y a devolverle su poder mágico, ese poder de escandalizarnos”.(Citado por Violeta Rojo, en Breve manual para reconocer minicuentos).
Esta aproximación al género, estos intentos por definirlo, por teorizar y ponerlo bajo una lupa, - entre ellos se encuentran dos estudios publicados en los años 96 y 97 por Nana Rodríguez y Ángela María Pérez, respectivamente -, son un indicio de su existencia, de su presencia en la literatura nacional; aunque, ignorado por la academia, los críticos y los editores lo consideran como algo sin importancia, sin mayor elaboración, sin lectores, por lo tanto, sin mercado; obviamente, como en cualquier manifestación del ser humano, existen minicuentos de gran ingenio y elaboración literaria y otros que no ameritan tal denominación sino que caen en la anécdota simple, el chiste fácil o la fórmula . No obstante, a partir de la década de los noventa, los concursos se han ido multiplicando. El periódico Prensa Nueva, de Ibagué, realizó durante varios años un concurso de minicuento, igualmente, el municipio de Samaná en Caldas, realiza un concurso de cuento breve y ha publicado una selección de los cuentos premiados y finalistas que dan cuenta de la producción copiosa en Colombia. Al respecto anota Isaías Peña Gutiérrez , que se encuentra en esta producción la frecuencia de lo metaficcional, el regreso a las fábulas para parodiarlas, la incursión en una narrativa reflexiva y de tipo fantástico, la influencia de la informática, del cine y la televisión, la huella de una tradición literaria desde Felisberto Hernández, Borges, Macedonio, Cortázar y Monterroso.

Puesto de Combate, revista de gran trayectoria dentro del género de revistas consagradas a la literatura, en especial, al cuento y a la poesía, cuenta con una considerable producción editorial de cuentos cortos y minicuentos de diversos escritores, pertenecientes a todas las regiones del país. El sinnúmero de escritores que hacen sus propias y modestas publicaciones, muchos de ellos, en páginas volantes y tabloides, también, en la clandestinidad y el anonimato, dan cuenta de su imaginario y su trabajo de escritura. Traigo aquí uno de ellos, muy conocido en Bogotá , de Jaime Castaño, cuya temática merodea lo fantástico, lo cotidiano, la realidad nacional, el humor y la ironía
De algo sirve
Había discutido por largo rato la inutilidad de las pequeñas buenas acciones, aquellos ademanes caballerescos y cotidianos: ceder el puesto a un anciano, a una embarazada, ayudar a los niños a cruzar la calle. “El mundo está en franca decadencia”, se dijo,”con buenas acciones o sin ellas, la situación en nada se modificará”.
Por puro cinismo lo puso en práctica : al apearse de la buseta tendió la mano a una señora que con severos síntomas de dificultad bajaba detrás de él. “Es tiempo perdido” se decía mientras la señora agradecida ganaba el andén, “esto no cambiará el mundo”.
No había caminado una cuadra todavía con su alegato interior, repitiéndose las palabras del pesimismo, cuando sintió con claridad cómo brotaban, en sus omoplatos, las puntas de dos alas.
A Bogotá, escéptica

Las editoriales, poco a poco, han ido sumando entre sus publicaciones, algunas obras minificcionales y de relato breve a las cuales haré referencia, incluyendo un texto de cada obra, ya que el volumen de publicaciones es tan exiguo . Debo aclarar que no se trata de una antología, sino de una forma de elegir algunos textos representativos dentro de cada libro, para poder tener un acercamiento al estado del arte del minicuento en Colombia. Por otra parte, la búsqueda de estos textos la hice en las librerías de Bogotá y los datos que me proporcionaron algunas personas conocedoras de la producción; considero que la cantidad de libros que se han publicado a nivel regional y que no conocemos en la capital hacen parte de esa literatura clandestina que muchas veces nos puede sorprender.Juan Carlos Moyano, en 1982, da a conocer su libro La pasión de las lunas, respecto de este libro anota el escritor Jairo Aníbal Niño: Son cuentos para llevarlos en el bolsillo y sacarlos como si fueran un revólver, o una rosa o un pañuelo, o un mapa, o una libreta de direcciones secretas, o un taco de dinamita, según sean las necesidades entrañables de la vida. Esto nos da una pista para saber la variedad de posibilidades que brinda la brevedad, aunque como la gran mayoría de los libros aquí reseñados, los relatos van desde una palabra hasta cinco o seis mil palabras. Veamos esta ficción recreada con personajes muy conocidos.

Final de cuento
Una jovencita con porte de princesa entró al mundo de las leyendas. Buscaba un príncipe de cualquier color o cuanto menos un James Bond. Fue feliz en los brazos de innumerables personajes, pero ninguno la dejó satisfecha. Cuando huía decepcionada por la impotencia de don Juan Tenorio murió destripada.
No había leído sobre las andanzas de Jack.
(Juan Carlos Moyano, La pasión de las lunas, Ediciones Puesto de combate, Bogotá, 1982, p.35).
Un vestido rojo para bailar boleros(1988) de Carmen Cecilia Suárez, es un sugestivo libro de relatos cortos, varios de ellos ya antologados, que describen historias cotidianas relacionadas con el amor, el erotismo, el deseo, el desencuentro; en un tono irónico que pretende deshacer mitos; veamos éste minicuento, con la estructura del guión :

¡ Al fin¡
Acto I
EL: Te adoro. No hago sino pensar en ti. Mira cómo me pongo al verte. Mi corazón se acelera. Me sonrojo como a los quince. Eres la mujer más maravillosa. Pero no me puedo enamorar. Es horrible. Tengo miedo. No quiero hacer el amor contigo
ELLA: (Llora)
Acto dos
ELLA: No creo en el amor. Todo es mentira. Lo único que importa es el momento, la sensación, el placer. Contigo o con cualquier otro.
EL: Mírame a los ojos. ¿Lo dices en serio?
ELLA: ¡Sí!
EL: Qué emoción, ¡ya podemos acostarnos!
(Carmen Cecilia Suárez, Un vestido rojo para bailar boleros, Arango editores, Bogotá, 1999).

Las semillas del tiempo(1992), de Juan Carlos Botero, es un libro que además de reunir varios de sus denominados epífanos, hace una reflexión acerca del género, basándose en los bocetos de Hemingway, aclarando porqué no son minicuentos, pues se caracterizan por capturar un instante profundamente revelador en la existencia del ser humano.
La única obligación
Cuando ella lo lanzó al abismo diciéndole que la relación había terminado, y que lo único claro que tenía en su mente era que no lo quería volver a ver jamás, quedó como un planeta expulsado de su órbita, girando pero sin rumbo ni centro de gravedad.
No soportó el golpe. De noche lloraba mientras dormía, y lo despertaba el extraño ruido de sus propios sollozos. Duró meses distraído, pensando en ella, arrastrándose por el fango de bares y burdeles, intentando olvidarla, precipitado por un despeñadero sin ni siquiera sospechar que estaba cayendo. Una noche de aguaceros torrenciales, tocó fondo. Afuera tronaba la lluvia y el agua hervía sobre el tejado, cuando de pronto, en el destello de un relámpago, pareció despertar de un sueño atroz: en el relámpago del fogonazo se vio reflejado en el espejo del baño con el rostro barbudo y demacrado, y con la temblorosa cuchilla posada sobre sus expectantes venas azules. Se miró a los ojos, dejó caer la cuchilla, y resquebrajó por completo la represa de su llanto.
Lloró largo y sin pausas, pero a diferencia de las veces anteriores ahora no lloraba por la falta que ella le hacía sino por su fracaso como persona incapaz de sortear un golpe devastador. En ese momento, lo alcanzó como un rayo pero no súbito y fulminante, sino agotado, titubeante en las tinieblas, el oscuro entendimiento de la única obligación:
Reconstruir.
(Juan Carlos Botero, Las semillas del tiempo, Planeta Bogotá, 1992,)

Dentro de los estudios que se han realizado a propósito de las fronteras entre los géneros literarios, encontramos que especialistas como Lauro Zavala señalan la existencia de estrategias de escritura, edición y lectura de series narrativas que relativizan las fronteras entre la unidad textual y la diversidad genérica. Es así, que se puede hablar de series de cuentos integrados, novela fragmentada, minificciones integradas, ciclos de minificción y cuentos dispersos.

Nicolás Suescún, publicó en 1994, Los cuadernos de N, una antinovela o novela sin forma: minicuentos, anécdotas, confesiones, sueños, poemitas y aforismos de un solitario posmoderno, dice la contraportada de este libro. En efecto, se trata de una serie de fragmentos escritos por un personaje N, por los cuales desfilan retazos de recuerdos, de reflexiones, situaciones y circunstancias cotidianas narradas en tercera persona, en las cuales ninguno de los personajes tienen nombre, sólo iniciales. No existe la secuencialidad, no hay comienzo ni fin; cualquiera de estos fragmentos tienen autonomía y unidad por sí mismos, son como un mosaico en el que cada pieza tiene como hilo conductor a éste personaje.

Entre otras obras inscritas en ésta modalidad, que rompen los cánones establecidos para el género novela, y que dentro de su carácter fragmentario, se pueden considerar varios minicuentos dentro de su estructura, están las siguientes: El álbum secreto del sagrado corazón, de Rodrigo Parra Sandoval; Fragmentos del amor furtivo, Basura y Recetas culinarias para mujeres tristes, de Héctor Abad Faciolince.

Mujer imaginada(1996), de Rodrigo Argüello, especie de enciclopedia que define los diversos tipos de mujer; según el autor; no es una taxonomía, sino un canto a la imaginación, en cuyos textos es evidente la ironía, la poesía y las referencias intertextuales y aquello que se ha denominado la transcreación. De este mismo autor, el libro Esculpir una idea(1999), contiene una serie de aforismos que lindan con el minicuento.

Cuento de horror
La mujer que amé se ha convertido en fantasma:
yo soy el lugar de las apariciones.
Juan José Arreola
Cuento de hadas
La mujer que amo se me convirtió en hada:
Me hace el amor todas las mañanas.
Cuento policíaco
La mujer que busco me busca desesperada:
Soy el culpable de todos sus crímenes y pecados.
(Rodrigo Argüello, Mujer imaginada, Si editores, Bogotá, 1996, p. 41)

Puede citarse también Luz de fuga, de Guillermo Velásquez (1996), libro compuesto por 150 minicuentos cuya extensión no es mayor de una página, libro signado por la violencia, introyectada no solamente en las historias, la ironía, sino también en el lenguaje. Con estilo efectista y diezmado en la calidad literaria:

La novia impenetrable
En la solemne ceremonia de entrega de armas al nuevo contingente de soldaditos de plomo, el General le hizo entrega de fusil a un recluta y le reveló: “De hoy en adelante ésta es la novia de sus sueños, su amante perfecta, su puta preferida”. El nuevo patriota se sintió orgulloso y feliz, y para colmo de la dicha, esa noche fue obligado a dormir con su concubina mortal entre las piernas. Y a medianoche, en medio de un tormentoso sueño erótico, el muchacho despertó gritando, con el pene ensangrentado de tanto bregar a penetrar el fusil por la culata.
(Guillermo Velásquez, Luz de fuga, Ornitorrinco ediciones, Tunja, 1996 p.39)

La editorial Magisterio de Bogotá, ha publicado en su colección Piedra de sol, varios títulos de libros de minicuentos y minificciones que poco a poco han ido penetrando en el gusto y el reconocimiento de los lectores/as, acostumbrados a la novela. Entre ellos está el libro Viñetas de amor y vida(1999) de Andrés Elias Flórez Brum , una colección de textos muy breves, construidos muchos de ellos con las características del minicuento, el graffiti, el clasificado, la prosa poética, como una manera de experimentación narrativa. Se nota en el trabajo de este escritor el conocimiento del género, los recursos de alusión y parodia , textos llenos de vitalidad y optimismo , necesarios para un país tan agobiado como el nuestro.

Acción
Dicen que Ernest Hemingway entró a l bar.
Miró y vio a Los Asesinos al fondo del salón en torno a la mesa.
Los increpó, los desarmó y los mandó por separado a sus casas.Lo mismo hubiera hecho Gabriel con los hermanos de Ángela Vicario si hubiese entrado een la tienda.
(Andrés Elias Flórez Brum, Viñetas de amor y vida, Magisterio, Bogotá, 1999, p.60)

Dentro de la cantidad de posibilidades que ofrece la minificción debido a su carácter proteico, está la prosa poética, magistralmente elaborada por uno de los grandes maestros en éste género, el mexicano Juan José Arreola. En Colombia, podríamos mencionar a varios poetas que escriben una poesía narrativa; uno de ellos, más conocido como escritor de cuento y ensayo, Pablo Montoya Campuzano, publicó el exquisito libro Viajeros, una serie de breves relatos que reúne a personajes históricos, transhumantes, viajeros que hicieron de la errancia su destino, narradores en primera persona que nos cuentan sus avatares, sus secretos sueños:

Un marino holandés
Mañana nos pondremos en camino hacia una meta inexplorada: hallar la ruta de Catay en medio de océanos de hielo. Veré las casas de Ámsterdam alejarse, y en las olas, rostros, diálogos, olores de otredad se irán uniendo al vuelo de las gaviotas. Es posible que no haya reencuentro, y la noche de ahora, noche del amor que hacemos una y otra vez sin hastiarnos, sea la última. Pero piensa que tus ojos de almendra, el eco de tu cuerpo blanco regará mi memoria en los fríos parajes. Si no vuelvo y algún día el hijo guardado en tu carne me pregunta, dile que aún busco un paso que me traiga, que siempre estaré intentando regresar.
(Pablo Montoya, Viajeros, Universidad de Antioquia, Medellín, 1999, p. 65)

Jaime Fernández Molano, publicó el libro titulado Mis muertes (1999), textos muy breves que oscilan entre la poesía, la narración y el aforismo, con la muerte como tema central.
Dios no está en todas partes
Se cree que un felino fue el único ser existente sobre la faz de la tierra que logró, gracias a sus excepcionales condiciones, de una parte, y al caos divino que imperaba por esos días, de otra, ser creado consecutivamente desde el primero hasta el último día de la creación.
Desde entonces se tejió la historia que cuenta acerca de las siete vidas del gato.
(Jaime Fernández Molano Mis muertes, Entreletras,, Villavicencio, 1999 p.47.)

En 1999, la Alcaldía Mayor de Bogotá, convocó a un concurso nacional de libro de minicuento del cual premiaron a tres escritores: Juan Torres, con Historias para largas vidas, especie de fragmentos, como fotografías de un instante, un álbum que rescata la importancia de la memoria; Rey Carlos Villadiego, con Invenciones y artimañas, historias muy cortas , con la estructura del minicuento, con humor, algunas con finales sorprendentes y otras con finales abiertos; César Jair Ariza, con Las formas del infinito, un libro en el cual el autor hace una historiografía de célebres matemáticos, en cuya narración se pasea la poesía. Estos tres libros se caracterizan porque están muy bien escritos y cada uno de ellos con un estilo muy particular.

Cruentos y adioses (1999) y La mirada sumergida (2001), de Carlos Flaminio Rivera, contienen una serie de cortas narraciones que oscilan entre lo que se ha denominado el micro-relato, el minicuento y la minificción La temática de Carlos Flaminio Rivera, está caracterizada por la creación de atmósferas por las que circulan personajes e historias fantásticas cercanas al horror, el absurdo y lo grotesco marcadas por una buena escritura y recursos intertextuales, dentro de un tono poético. En su segundo libro, La mirada sumergida, Rivera desarrolla una propuesta de ficción historiográfica, a partir de personajes muy conocidos, ironizados y parodiados; historias con finales desconcertantes:

En el silencio que abrazan los candados
Por el agujero que fisgonea en la ventana se ve su ojo mirando a la calle.
Tantos años de vigilia han redondeado los bordes del boquete que su dedo horadó en la tabla y ahora alcanza a ver la esquina por donde se le llevaron el muchacho y voltearon con él.
Entonces ella no estaba tullida ni se veía tan anciana la casa.
A veces saca su dedo por el hueco y les apunta.
(Carlos Flaminio Rivera, Cruentos y adioses. Magisterio, Bogotá, 1999, p. 55).

Los inmortales,(2000), de Carlos Castillo, breves ficciones relacionadas con personajes de vida eterna; por allí flotan, fantasmas y vampiros, historias fantásticas:

Mandato divino
La suave brisa, el canto de los pájaros y las angelicales y sugerentes mujeres que con bondad le recibían, le anunciaron que había arribado al paraíso.Entonces supo que había valido la pena atender las enseñanzas de su Maestro, con modestia, sintió satisfacción por su ejemplar vida terrena y ya se disponía a disfrutar de la felicidad eterna cuando escuchó una potente voz que le decía:
-¡Levántate, Lázaro!
(Carlos Castillo, Los inmortales, Agenda 2005, Tunja, 2000,p.58)

Todo el mundo tiene su fábula, Premio Nacional de Cuento 1998, del Ministerio de Cultura, obra del escritor Humberto Jarrín, es un conjunto de fábulas breves, que no sobrepasan las dos cuartillas, muchas de ellas con la estructura del microcuento, plenas de humor e ironía en las que desfila toda una fauna, recordándonos cuánto de animales tenemos la raza humana, y en la cual cada lector se identifica con uno de ellos. Es quizá la primera vez, que se otorga un premio de esta categoría a una colección de cuentos breves.

Enmarañada esencia
Una Abeja, al filo del colapso, excitada suplica, exige, que le arranquen esas alas, que de una vez por todas sepan que no es lo que los demás piensan, que un ser no es sólo su apariencia, ella sostiene, declara, no ser una Abeja sino una Pulga a quien la Naturaleza con sus a veces enmarañadas tramas le ha jugado una mala pasada, pero que aún así ella responde a ese llamado poderoso y profundo de ser parásita y no una vulgar trabajadora..
(Humberto Jarrín, Todo el mundo tiene su fábula, Ministerio de Cultura, Bogotá,2000. p.15)
En el año 2000, la revista El Malpensante, conocida por su carácter paradójico convocó a un concurso de minicuento denominado El Mínimo Esfuerzo. En dos ocasiones, publicó una selección del concurso y lo que se puede notar es precisamente eso, un mínimo esfuerzo en la calidad literaria, en la invención, carencia de humor o ironía, malos chistes, anécdotas sin mayor elaboración; en ninguno de ellos se nota el trabajo con el lenguaje, la riqueza semántica, el ingenio, el asombro o la sorpresa. Esto es quizá una demostración de la cantidad de producción textual con el rótulo de minicuento sin calidad literaria. Habría que reconocer la participación del escritor Triunfo Arciniegas, conocido por sus trabajos en literatura infantil y minicuento.
En el mismo año, el periódico El Tiempo, convocó a un concurso nacional de cuento breve, no mayor de dos cuartillas de extensión, del cual hubo una recepción de más de seis mil participantes, entre los cuales eligieron a 24 finalistas, cuyos textos fueron publicados en dicho periódico a lo largo del 2001. Los jurados del concurso , después de la lectura de los cuentos seleccionados, expresan que los modelos paradigmáticos del llamado boom de la literatura latinoamericana, quedaron atrás, las influencias de escritores universales es relevante, el realismo mágico y la narrativa de denuncia social ha sido superada definitivamente, el gusto por la literatura fantástica y de ciencia ficción es notorio, así mismo la parodia literaria, la re-creación histórica, el humor y la ironía. También anota Piedad Bonnet, que encontró en los cuentos un gusto exagerado por lo sórdido y lo truculento , la muerte y los diferentes miedos, quizá como marca de la realidad cotidiana que vive el país.

Como se puede notar, en la década de los noventa e inicios del tercer milenio, la producción editorial del minicuento en Colombia, es considerable, comparada con las décadas anteriores. Las tendencias por la brevedad, la prosa poética, la elipsis, la fractalidad, los recursos intertextuales, los libros híbridos, la presencia de los concursos, nos demuestran como lo han dicho en otras instancias, que el minicuento goza de muy buena salud .

Las influencias o huellas, dentro de la escritura del minicuento colombiano, están marcadas por las técnicas y los recursos borgeanos, el infaltable Monterroso, Cortázar, las tonalidades rulfianas y quizá si tuviéramos que hablar de una identidad o una constante en la temática, es indudable, la presencia de una temática apocalíptica, una estética del horror y la muerte, un humor negro frente a las fatalidades del país, pero de igual manera encontramos una vertiente que explora la ironía fina, la sonrisa cómplice, un diálogo entre textos, algunos rasgos posmodernos en la escritura y sobre todo, la presencia de la poesía. También hay que reconocer, y existe en muchos, un facilismo y una superficialidad en la calidad literaria, con la disculpa ingenua de que el género acepta cualquier cosa.

Es sabido que la presencia del estudio del minicuento y minificción en los talleres de escritores, la academia universitaria, la educación secundaria y el común de los lectores, es mínima, y sólo se le mira como una curiosidad pasajera, hay quienes denominan a este tipo de textos literatura de semáforo. Otra curiosidad, respecto de la desinformación sobre éste género literario, que he notado en varias ocasiones, cuando he dirigido talleres sobre minicuento, es que los participantes creen que se trata de cuenticos cortos para niños de pre-escolar, seguramente, por aquello de mini..

Por otra parte, académicos e investigadores, como Fabio Jurado , docente de la Universidad Nacional, han elaborado propuestas para el desarrollo de competencias y desempeños en el lenguaje y la literatura, a partir de textos breves como el minicuento y la poesía , géneros que por su brevedad, su densidad semántica, la carga intertextual y la autosuficiencia narrativa, permiten un acercamiento, una sensibilización y un asombro frente a la literatura por parte de los lectores que se están formando en esta época marcada por la velocidad y el alto impacto.

Para concluir, se puede decir que el futuro del minicuento y la minificción en Colombia es prometedor; esperamos que los poquísimos escritores que cuentan dentro de su obra con dos o más libros de minicuento, publicados, continúen abriendo camino y sorprendiéndonos con textos no solamente buenos, sino bien escritos. Es posible que en algunas décadas se pueda hablar de alguna tradición, en un país como el nuestro que goza de excelentes novelistas y poetas.Bibliografía

Abad Faciolince, Héctor. Fragmentos del amor furtivo. Alfaguara. España.1999.
_____Recetas culinarias para mujeres tristes. Alfaguara. España. 1997.
Argüello Rodrigo. Mujer imaginada. Si editores. Bogotá, 1996.
_____Esculpir una idea. Letra Escarlata. Bogotá, 1999.
Botero, Juan Carlos. Las semillas del tiempo. Planeta, Bogotá, 1992
Brasca, Raúl. Los mecanismos de la brevedad: constantes y tendencias en el microcuento. En El Cuento en Red, revista Electrónica. México, 2000.
Bustamante Guillermo. Kremer Harold, Antología del cuento corto colombiano, Ekúoreo, Cali, 1994.
Castaño, Jaime. Siete cuentos. Bogotá.
Castillo, Carlos. Los inmortales, Agenda 2005, Tunja, 2000.
Cepeda Samudio, Alvaro. Los cuentos de Juana. Norma, Bogotá. 1999.
Fernández Molano, Jaime. Mis muertes. Entreletras, Villavicencio, 1999.
Flórez Brum, Andrés Elías. Viñetas de amor y vida. Cooperativa Editorial Magisterio. Bogotá 1999.
Jarrín, Humberto. Todo el mundo tiene su fábula. Ministerio de Cultura. Bogotá, 2000.Jurado Valencia, Fabio, El lenguaje y la literatura en la educación básica y media: competencias y desempeños. En la búsqueda del asombro de los niños y jóvenes de hoy. En Competencias y proyecto Pedagógico. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2000. Edición digital.
Kremer, Harold. La noche más larga. Universidad de Antioquia. Medellín, 1984.
Koch M. Dolores, Retorno al micro-relato: algunas consideraciones. En El Cuento en Red, revista electrónica, México, 2000.
Mejía Vallejo, Manuel. Cuentos de zona tórrida. Procultura. Bogotá, 1986.
Montoya, Pablo. Viajeros, Universidad de Antioquia. Medellín, 1999.
Moyano, Juan Carlos. La pasión de las lunas. Ediciones Puesto de Combate. Bogotá, 1982.
Parra Sandoval, Rodrigo. El álbum secreto del sagrado corazón. Plaza y Janés. Bogotá, 1991.
Rivera, Carlos Flaminio. La mirada sumergida. Panamericana. Bogotá, 2001.
______ Cruentos y adioses. Cooperativa Editorial Magisterio. Bogotá, 1999.
Rojo, Violeta. Breve manual para reconocer minicuentos. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco. México, 1997.
Rodríguez Romero, Nana. Elementos para una teoría del minicuento. Colibrí Ediciones. Tunja, 1996.
_____La casa ciega y otras ficciones. Cooperativa Editorial Magisterio. Bogotá, 2000.
_____El sabor del tiempo, Colibrí ediciones. Tunja, 2000.
Publicado en la revista Literatura Nº 4 de la Universidad Nacional de Colombia (2002) y en la Revista Nacional de Cultura Nº 321, de Caracas (2002)
Fotografía: Magritte

Ajedrez







Ajedrez

Se dice que el juego del ajedrez originariamente era una técnica de adivinación que interpretaba el resultado de la batalla entre las fuerzas eternas del ying y del yang.

Más tarde en Praga, con la humedad de un sótano como testigo, un hombre de ojos triste vislumbró el ajedrez como un castillo habitado por reyes, damas, caballos y alfiles invisibles, custodiados por peones sonámbulos y torres que no duermen. Mientras en Buenos Aires, con fervor, un hombre de ojos que miran al infinito, poetizó que Dios mueve al jugador y éste a la pieza...ahora, yo solitaria, en el silencio de una ciudad sumergida, sobre mi cuadrícula de luces y de sombras, veo cómo el caballo traza una ele movido por mi mano y, relincha como una señal de la escritura de Dios, deseoso de que algún día esta secreta partida pueda finalizar en tablas.

Nana Rodríguez

Libro publicado en España por la editorial Páginas de Espuma,con una selección de cuentos sobre el tema del ajedréz, 2006

Premio Nacional de Poesía Ciro Mendía 2008





XII PREMIO NACIONAL DE POESÍA POR CONCURSO
CIRO MENDÍA 2008

ACTA DE PREMIACIÓN

El día 19 de septiembre de 2008, reunidos en la Biblioteca Diego Echavarría Misas de Itagüí, entre las 10 y 12 a. m., los jurados del XII Premio Nacional de Poesía por Concurso Ciro Mendía, señores: GUSTAVO GÓMEZ VÉLEZ, CARLOS ENRIQUE SIERRA MEJÍA y PEDRO ARTURO ESTRADA, por unanimidad declaramos como ganador el poemario presentado con el título LA PIEL DE LOS TECLADOS, bajo el seudónimo de ALEYDA, libro reconocible por su dicción clara y consistente, de excelente factura y gran aliento poético, tono y expresividad depurados en el manejo del lenguaje y la originalidad de una voz que hace novedosos los temas de índole social y existencial tratados con indudable belleza, fuerza y sensibilidad emotivas. El jurado destaca, además, la participación nutrida y representativa de muchas otras propuestas que, en su diferencia de estilos y enfoques, muestran un interesante panorama de la poesía actual en nuestro país, poesía que esta convocatoria contribuye a hacer visible. Dentro de los finalistas considerados el jurado señala trabajos de gran contenido y forma que hacen más meritorio el premio concedido. Entre ellos se mencionan los siguientes poemarios: LA CIUDAD DE LAS PIEDRAS QUE CANTAN (Seudónimo: CORNELIO AGRIPPA); CANTO A SACHA WAIRA (Seudónimo: EL JAIBANÁ); LA POESÍA ES LA MEMORIA (Seudónimo: ESCARABEO); SOMBRAS DE AGUA (Seudónimo: STETSON); LA CASA EN RUINAS (Seudónimo YAKOV PRETOVICH); PALABRAS DESDE LA RUTA (seudónimo: JOHN EDWUARD); SIGNOS VITALES (Seudónimo WILLIAM R. DANIELS); LA GENTE (Seudónimo: LA GENTE); TALLOS JUNTO AL RÍO (Seudónimo: JUST GAFAR); DESHEREDADOS DEL PARAÍSO (Seudónimo: ALBERTO CLAVEL) y MONÓLOGO DEL CRÍTICO (Seudónimo: LUCAS). El jurado encuentra que hubo un nivel de calidad muy importante a lo largo de estos y otros trabajos analizados y recomienda mantener y promover todavía con mayor divulgación y orgullo este premio nacional en homenaje a nuestro gran poeta CIRO MENDÍA. Del mismo modo sugiere que el premio, ahora y en el futuro, incluya la publicación del libro ganador, ya que es este el fin de toda obra literaria escrita máxime si es galardonada.



XII PREMIO NACIONAL DE POESIA POR CONCURSO
CIRO MENDIA 2008
ACTA DE APERTURA DE PLICAS FECHA: VIERNES 19 DE SEPTIEMBRE DE 2008 HORA: 2:30 P.M. LUGAR: SEDE ADMINISTRATIVA CASA DE LA CULTURA En la fecha, hora y lugar, arriba indicados, se reunieron las siguientes personas con el objeto de recepcionar la comunicación que contiene el Acta del Fallo del Jurado, designado por la Directora de la Casa de la Cultura, según Acta fechada Jueves 4 de septiembre de 2008 (anexa a la presente Acta de Apertura de Plicas) para determinar el ganador del XII Premio Nacional de Poesía por Concurso Ciro Mendía 2008 (Acta del jurado anexa a la presente Acta de Apertura de Plicas): Yudy Stella Múnera Sierra (Directora Casa de la Cultura) Juan Diego Cano Castañeda (Coordinador Área Patrimonio) Juan Carlos Hoyos Guerrero (Coordinador Área Desarrollo Cultural) Destapado el sobre que contiene las sesenta y una (61) plicas con los respectivos seudónimos de los participantes, se procedió a descubrir el Primer Puesto, correspondiente al poemario La piel de los teclados, firmado con el seudónimo de Aleyda que corresponde a Luz Marina Nana Rodríguez Romero, identificada con la cédula de ciudadanía No 40.010.966 de Tunja, Boyacá. Residenciada en la Cra. 8 Nº 37-15 Barrio Los Parques, de la ciudad de Tunja, Departamento de Boyacá. Teléfono 3105856837. E-mail: mantegna_co@yahoo.com Poeta y narradora. Estudios en psicología y filosofía, literatura y semiótica, docente de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Tiene varias obras publicadas de cuento, minificción y poesía, Premio especial de poesía, Ciudad de Chiquinquirá, 1996 y 1907. Premio de Poesía, Consejo Editorial de Autores Boyacenses 1997, Beca de Creación Fondo Mixto de Cultura, 1998. Beca de residencias artísticas en el exterior. Ministerio de Cultura 2001-2002. Siendo las 2:50 p.m. y finalizados los asuntos para el cual se levanta la presente Acta, firman con sus respectivos números de cédula por quienes en ella intervinieron .

domingo, 8 de febrero de 2009

El minicuento: ¿una estética posmoderna?


El Minicuento: ¿una estética posmoderna?
Nana Rodríguez

La época de los grandes relatos ha muerto, pregonan los filósofos de la posmodernidad, en otras esferas denominada la era neobarroca1. Recordemos que Lyotard desde sus primeras teorizaciones sobre la posmodernidad2 se ha referido a la oposición entre los “grandes relatos” que le dan un carácter homogéneo a la historia y las “pequeñas historias” que ofrecen perspectivas parciales y se caracterizan por la fragmentación y el carácter efímero de lo narrado. De esta manera, el minicuento caracterizado por tener una extensión muy corta, privilegiado por la elipsis, y la concentración de las ideas, anuncia un género con particularidades que tiende a convertirse en juegos de lenguaje, en el pastiche, la hibridación discursiva, la parodia posmoderna, la autorreferencialidad, el collage, la metaficción, que son señales particulares de la época posmoderna y por supuesto de las formas que utiliza el minicuento3.
Muchos estudiosos hablan de la desaparición de fronteras no solamente en la escritura o en los géneros literarios, sino aún en las fronteras económicas y políticas. El minicuento al ser de carácter proteico o híbrido, acepta varias denominaciones y definiciones en el campo de la crítica. Esa imprecisión en la definición se muestra por todas partes en la mentalidad contemporánea, expresa Calabresse. Por otra parte, para Lyotard, el eclecticismo es el grado cero de la cultura general contemporánea, para él la estética en la actualidad es el conocido “todo vale”, aunque en el caso del minicuento, sin duda alguna, para considerar estas brevísimas narraciones como literarias, habría que invocar el manejo riguroso del lenguaje, y el detonante que haga estallar pequeñas granadas en la cabeza del lector, - como bien lo apuntaba Hemingway -, capaz de evocar universos, abrir puertas, o en el lenguaje analógico, abrir ventanas, establecer vínculos e hipervículos, que enriquezcan el conocimiento y permitan adquirir competencias para la lectura y la escritura de las nuevas formas de la literatura en la posmodernidad.
Ya Italo Calvino en sus Seis propuestas para el próximo milenio, expresaba su sueño de cosmogonías y epopeyas condensadas en un epigrama: Dice: En los tiempos cada vez más congestionados que nos aguardan, la necesidad de literatura de berá apuntar a la máxima concentración de la poesía y del pensamiento (1989:64). Anota que desearía preparar una antología de cuentos de una sola línea, pero que hasta ese entonces, no ha encontrado a otro que supere el cuento El Dinosaurio, de Monterroso.
En una época de veloci dad y tecnología en la cual, el concepto de lo rápido, permea todas las expresiones, la literatura y el arte en general, han sido influenciados por esta característica de lo ligero de lo instantáneo. En una época en la cual reinan la imagen, los mass media, la Internet, el zapping; el tiempo se ha convertido en un elemento inaprehensible y arrollador, que le ha dado a las sociedades un ritmo de existencia veloz y fragmentada.
Es así que dentro de estas nuevas formas de estética narrativa, es frecuente encontrar en la red, los llamados cibertextos, páginas de creación literaria; la llamada literatura interactiva, en la que participan varios escritores en la construcción de un relato virtual, cada uno de ellos creando un fragmento de la historia. De esta manera se podrán observar diversidad de estilos, visiones de mundo, imaginarios, usos del lenguaje, etc; ésto como un ejercicio de escritura, que sumado a la velocidad de la internet, es un recurso que puede llegar a calentar la mano y la imaginación de los navegantes.
El contexto de la minificción
Cada época determina las formas de expresión de los imaginarios, de las técnicas, de la extensión, de las visiones de mundo, y el minicuento no es otra cosa que un producto de la posmodernidad.
Charles Johnson, define de una manera bastante audaz el contexto y el ámbito en el cual el minicuento – a quien él denomina ficción súbita -ha encontrado su campo de cultivo:
La narración ultracorta, es si no otra cosa, sintomática de una época en que la velocidad, lo es todo, en la que se admira al Concorde porque ahorra tiempo, y en la que nuestros ritmos han sido condicionados por programas que se interrumpen a intervalos de nueve minutos para dejar paso a los anuncios, una era de resúmenes y compendios que produce videos musicales de tres minutos, para adolescentes, a base de cortas concentraciones de atención, restaurantes de comidas rápidas, divorcios en veinticuatro horas.
Hay quien ponga en duda que para el lector fatigado, acosado por la falta de tiempo, con docenas de cosas que disputan su atención, la narración ultracorta no es otra cosa que la versión literaria de un pico rápido de heroína? Y sin embargo puede ser un pinchazo potente, como la poesía, a la que se parece, porque la narración ultracorta exige comprensión y economía,(1989:247)

Una de las características en las expresiones de la posmodernidad, es la intertextualidad, es decir, la mediación entre el código y la semiosis ilimitada o producción de significados en la cual intervienen necesariamente, la mirada del lector, su enciclopedia personal, compuesta por el bagaje de conocimientos e información proveniente de la cultura, las competencias de interpretación y la capacidad de relacionar textos, ironizar y parodiar las personas y las circunstancias.
Se ha hablado de la muerte del autor y ha aparecido otra categoría: la del lector, como agente productor de significación. El minicuento exige de autores y lectores competentes, audaces y eruditos. El lector es co-autor por decirlo de esta manera, pues es el encargado de terminar el texto y desentrañar el sentido implícito como lo han expresado los teóricos de la estética de la recepción. Se sabe, que en el contexto moderno, el lector reconstruye la intención del autor. En el contexto posmoderno, el lector construye el significado del texto, sin dejar necesariamente de lado la intención del autor. Esto es lo que Umberto Eco ha denominado obra abierta.
Las obras literarias son la expresión fiel de la época y del contexto en el cual se producen. Francisca Noguerol, investigadora española, ha extractado los rasgos más significativos relacionados con este género literario y el pensamiento posmoderno, y expresa que hay una coincidencia cronológica entre la formalización del pensamiento posmoderno (años sesenta, con especial relevancia en los setenta y ochenta) y la aparición del micro-relato como categoría diferenciada del cuento tradicional(1996:51). La autora propone cinco rasgos destacados: Primero, hace alusión a un escepticismo radical, consecuencia del descreimiento en los metarrelatos y en las utopías. Para demostrar la inexistencia de verdades absolutas, se recurre frecuentemente a la paradoja y el principio de contradicción. (Ibid, 53)
Examinemos este texto de Enrique Anderson Imbert en el que se refleja que nada es verdadero al enunciar las distintas explicaciones generadas por un mismo mito.

Conversación sobre Io
Tiresias: Zeus vio a Io paseándose a orillas del río, la acosó y, cuando ella se metió en un bosquecillo, la sedujo. Después, para que no descubrieran su amorío, transformó a Io en una hermosa vaca blanca.
Penteo: No. Lo siguió siendo una hermosa muchacha. Por envidia, las gentes la maltrataron y, para insultarla, inventaron la leyenda de que era una vaca cualquiera.
Erictonio: Al contrario, Io siempre fue una vaca. ¡Zeus no se quedaba en chiquitas! Pero las gentes, por respeto a Zeus, imaginaron que cuando la poseyó fue porque tenía formas de muchacha.
Evémero: De Io no lo sé, pero para mí que Zeus fue un hombre.

Anderson Imbert (Ibid, 53).

Otro rasgo que propone Noguerol alude a los denominados Textos ex - céntricos que privilegian los márgenes frente a los centros canónicos de la Modernidad, lo cual ha permitido una experimentación con los temas, personajes, registros lingüísticos y formatos literarios:

El sabor de una medialuna a las nueve de la mañana en un viejo café de barrio donde a los 97 años Rodolfo Mondolfo tadavía se reúne con sus amigos los miércoles a la tarde.

Qué bueno
Luisa Valenzuela. (Ibid, 55)

En este caso la autora crea un título más extenso que el texto que lo anuncia rompiendo con las formas tradicionales de la expresión.
Golpe al principio de unidad, es el tercer rasgo o característica, por el que se defiende la fragmentación frente a los textos extensos y se propugna la desaparición del sujeto tradicional de la obra artística:
La que no está

Ninguna tiene tanto éxito como La que No Está. Aunque todavía es joven, muchos años de práctica consciente la han perfeccionado en el sutilísimo arte de la ausencia. Los que preguntan por ella terminan por conformarse con otra cualquiera, a la que toman distraídos, tratando de imaginar que tienen entre sus brazos a la mejor, a la única, a La que No Está.

Ana María Shua (1991:32)

Obras abiertas, que exigen la participación activa del lector; el desentrañamiento de su significado, expresa la autora que los autores posmodernos no sienten necesidad de explicar sus alusiones. Estos textos están llenos de sobre-entendidos o implícitos que en muchas ocasiones son trampas para los lectores, como especie de disfraces de los nuevos mensajes.

La oveja negra

En un lejano país existió hace muchos años una oveja negra.
Fue fusilada.
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.

Augusto Monterroso (1991:23)

Otros rasgos a los cuales se refiere la autora son el Virtuosismo intertextual, reflejo del bagaje cultural del escritor por el que se recupera la tradición literaria en el homenaje al pasado (pastiche) y la revisión satírica de éste (parodia); y el recurso frecuente del humor y la ironía.
Lauro Zavala, por otra parte considera que la minificción3 es el género de éste milenio(2005:208) por sus características de: brevedad, pues en general, los textos extremadamente breves han sido los más convincentes en términos pedagógicos en la historia de la cultura; diversidad, ya que en todos los estudios sobre minificción hay coincidencia en el reconocimiento de que su característica más evidente es su naturaleza híbrida no sólo en su estructura interna, sino también en la diversidad de géneros a los que se aproxima; complicidad, pues según el autor, todo acto nominativo es un acto fundacional. La responsabilidad de fijar un nombre a un género proteico ha generado una enorme diversidad de términos y diversas formas de complicidad entre lectores y textos; fractalidad, pues en la actual época la fragmentariedad no es sólo una forma de escribir una totalidad a partir de fragmentos sino también y sobre todo una forma de leer; fugacidad, respecto de la dimensión estética de la minificción y la cantidad de estudios especializados, publicaciones y concursos que se registran a nivel editorial y académico; virtualidad, ya que las minificciones son el género más característico de este milenio que maneja características de descentramiento de la escritura textual (Ibid,)
Característica a la que se hizo alusión con anterioridad en la propuesta de Francisca Noguerol.
Ironía, parodia, intertextualidad y metaficción
La ironía es un valor estético utilizado frecuentemente en la estética posmoderna. Es una forma de sugerir significados, es una burla fina y disimulada de algo o alguien a quien aparentemente se alaba. En la ironía posmoderna la intención del narrador es irrelevante, la interpretación depende del lector, de su enciclopedia . Un escritor irónico, requiere de un lector igualmente irónico, de esta manera se establece una especie de complicidad.
Veamos este brevísimo texto que respira ironía por todos sus signos:
Un mecenas

La hermosa y sensual señora se acostaba con los jóvenes escritores nacionales para mejorar la calidad de la nueva literatura erótica mexicana.

Jose de la Colina (2002:62)

Los conceptos de ironía, parodia, intertextualidad, van íntimamente ligados. La parodia es una transformación semántica, es decir, es la re-creación de un texto, una historia, acontecimiento o persona, de una manera irónica, desde la perspectiva de un presente, puede parodiarse también para re-contextualizar la historia.
Los procesos de interpretación y producción de sentido, adjudicados al lector, son característicos de esta época. La intertextualidad, a la cual aludimos anteriormente, es un elemento utilizado en la gran mayoría de las mejores minicuentos. La erudición de los autores, el juego intertextual que establecen con otros textos, demandan del lector el mismo juego cultural. Borges, por ejemplo, construye parodias eruditas, en otras ocasiones, los escritores dan una nueva mirada sobre los clásicos, los parodian, les quitan lo solemne, sin buscar la carcajada o el chiste, sino la sonrisa cómplice, el guiño. Los minicuentos requieren la participación activa del lector para completar su significado.
Uumberto Eco anota que ningún texto se lee independientemente de la experiencia que el lector tiene de otros textos: Puede ocurrir, con ciertos minicuentos que el lector no entienda la ironía y pierda el efecto, si no cuenta con los referentes adecuados.
Leamos una vez más a Borges:

La trama
Para que su horror sea perfecto, César, acosado al pie de una estatua por los impacientes puñales de sus amigos, descubre entre las caras y los aceros la de Marco Junio Bruto, su protegido, acaso su hijo, y ya no se defiende y exclama: ¡Tú también, hijo mío! Shakespeare y Quevedo recogen el patético grito.
Al destino le agradan las repeticiones, las variantes, las simetrías, diecinueve siglos después, en el sur de la provincia de Buenos Aires, un gaucho es agredido por otros gauchos a al caer, reconoce a un ahijado suyo y le dice con mansa reconvención y lenta sorpresa (estas palabras hay que orlas, no leerlas): Pero, che! Lo matan y no sabe que muere para que se repita una escena.
Jorge Luis Borges (1996:204)

La metaficción es un recurso estético mediante el cual, el escritor o autor hace del acto de leer o escribir, contar historias, criticar técnicas narrativas o hacer explícita la conciencia de escritura, su tema de narración; así como en el cine o las artes plásticas los autores se involucran en la obra, como se puede observar en algunas películas de Fellini o Woody Allen en las cuales aparecen en escena en su rol de directores.
Para ilustrar la metaficción, traigo este minicuento de Norberto de La Torre:
Escribir

En la montaña del rey está el poeta
con la armadura mal puesta del oficio.
Enrique Márquez

Escribir es un acto doloroso e inútil que la muerte por hambre o una borrachera decembrina, tanto como el agua de lluvia en el desierto o una flor que crece en basureros. Escribo por un simple dolor de callos o por el deseo que se marchitó en mi mano . Tomo la pluma para gastar el tiempo y la tinta, para decirte la noche reflejada en los cristales. La cosa de anudar palabras, tejer burdas canastas con las frases se me volvió locura. Busco entre los conjuros, los diccionarios y los albures, la combinación de letras que me descubra una realidad que ignoro. Recorro con los signos la piel de la mujer, los desiertos, el rumor del agua, el inseguro zigzag de los ciclistas. Hago otras cosas inservibles como soñar despierto, fumar, tomar un poco de café, mientras se muere el tiempo, comprar un billete de lotería de vez en cuando, jugar con la estructura de mis textos, inventar una palabra sin sentido. Al final, cierro la pluma, guardo la hoja en un cajón repleto de papeles y me quedo solo, con mi dolor de callos.
Norberto de la Torre (2003:207)

Para concluir, el minicuento y la posmodernidad son dos términos que en su sentido y significación se entrelazan y se corresponden como una unidad que nos brinda la expresión estética de esta época a través de la literatura.
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Notas
1. Alude al trabajo de Omar Calabrese “La era neobarroca” en el cual expresa que existe ya un término utilizado y es el manido “postmodernismo” , que se relaciona con los años sesenta respecto de la literatura y el cine y su devenir en reelaboración o pastiche. El segundo es el ámbito filosófico, a partir de Lyotard en su libro La condición posmoderna y, el tercero, en el campo de la arquitectura.
Calabrese , Omar, La era neobarroca. Cátedra, España, 1997 p.28-29.
2. Lauro Zavala, denomina “minificciones” a estas breves narraciones que otros autores han llamado también microcuentos, minicuentos, cuento mínimo, short story, cuento ultracorto, etc.
3. Aunque se dice que el canon del minicuento apareció más o menos en la misma época que se empieza a hablar de posmodernismo (años sesenta y setenta), en mi estudio Elementos para una teoría del minicuento(1996), expreso que el origen de este género puede hallarse desde tiempos remotos, a partir de la tradición oriental; ya en el siglo VI A.C.. Shuang-Tzé, filósofo chino escribió un texto muy breve, el muy conocido” Sueño de la mariposa” que reúne algunas características del canon establecido.
4. Se refiere a su libro La condición postmoderna.
OBRAS CITADAS
(por orden de aparición en el texto)
1. CALVINO, Italo. Seis propuestas para el próximo milenio. Siruela, 1989, Barcelona, p.64
2. SHAPARD, THOMAS, Ficción súbita. Anagrama, 1989, Barcelona, p. 247.
3.NOGUEROL, Francisca Micro-relato y posmodernidad. Revista Interamericana de bibliografía, Vol. XLVI, N° 1-4.OEA Washington, 1996, p. 51.
4. SHUA, Ana María, Casa de geishas. Sudamericana, Buenos Aires, 1991p.32
5. MONTERROSO, Augusto. Obras completas y otros cuentos. 1991 P.23
6. Zavala, Lauro. La minificción bajo el microscopio, Universidad Pedagógica Nacional. Bogotá, 2005, p.208
____Minificción mexicana. Universidad Nacional Autónoma de México.2003, p207.
OTRAS OBRAS CONSULTADAS
1. RODRÍGUEZ, Nana. Elementos para una teoría del minicuento, Colibrí ediciones, Tunja, 1996.
2. CALABRESE, Omar, La era neobarroca. Cátedra, España, 1999.
3. LYOTARD, Francois, La condición postmoderna.
4. VATTIMO, G. y otros. En torno a la posmodernidad. Antrophos, Barcelona, 1990.
5. LIPOVETSKY, Gilles, La era del vacío. Anagrama. España, diciembre 2000.
6. ECO, Umberto. Obra Abierta.
Fotografía de Jaime Rodríguez Romero

Lejos de Roma





Lejos de Roma
Pablo Montoya
Alfaguara, Bogotá, 2008,
178 páginas.




Por Gabriel Arturo Castro

Librito mío pequeño (aunque no por pequeño te miro con malos ojos), vas a ir sin mí a Roma, a donde ¡ay! No le está permitido ir a tu dueño. Ve, pero sin ornato alguno, como conviene al libro de un exiliado: como infortunado que eres, muéstrate con el ropaje propio de las circunstancias.
(Ovidio, Tristes, libro I)

Lejos de Roma es otro ejemplo de la incesante y fructífera escritura de Pablo Montoya, dado que es de los pocos creadores colombianos que poseen una conciencia y un compromiso con la palabra. Lentamente va dejando un importante magisterio, una obra narrativa y ensayística de altísima calidad. Su linaje literario es de los grandes fabuladores, quienes juntan misterio, poesía, conocimiento de la historia y de la cultura. Poseedor de una literatura sin fronteras, sus preocupaciones alcanzan hondas parcelas de la condición humana: las relaciones entre literatura y música u oralidad y escritura, además de hondas búsquedas acerca la función social y política del escritor, la crítica literaria, el erotismo, la ciudad, el exilio, la violencia, el viaje, el estoicismo, la mujer, el poder y la resistencia, entre tantos otros motivos de creación.
Su obra conjunta es un diálogo de tiempos, inquietudes culturales, preocupaciones éticas y estéticas de un incansable quehacer literario, oficio definido por la búsqueda. Lúcido y trascendente, su conocimiento y saber nos ofrece múltiples sorpresas, entre ellas el presente libro que merodea el exilio del poeta romano Ovidio y de cuyo contenido expresan los editores:

Se acude a la historia pero no se agota en ella. Está atravesada de erudición, erotismo y amargura, pero estos elementos no actúan como obstáculos. Al contrario, ayudan a construir la visión poética de un exilio que aún dice grandes verdades a nuestro tiempo. Las verdades de la nostalgia y la desolación, del amor y la esperanza, del poder y la ambición. Conformada por capítulos breves, trazados con un estilo literario exquisito, Lejos de Roma apuesta por una nueva forma de abordar la historia. Sin las pretensiones de hacer un gran fresco épico de una civilización, esta novela es sobria en su objetivo: hablar de la búsqueda fundamental que caracteriza a los poetas genuinos.

Ovidio (Italia, -0043 aC – 0017 Dc), nació en Sulmona, cerca de Roma. Educado para seguir una carrera política, su genio era esencialmente poético. En Roma, donde residió hasta cumplir los cincuenta años, se relacionó con la sociedad más distinguida de la ciudad, incluido el propio emperador Augusto. Sin embargo, en el año 8 Ovidio fue desterrado a Tomos (hoy Constanza, Rumania). Según el propio Ovidio, uno de los motivos de su destierro fue la publicación del Arte Amatoria, un poema demasiado exaltado para el gusto del emperador, que se proponía emprender diversas reformas morales. Pero probablemente esto no fue más que un pretexto, puesto que el poema llevaba diez años en circulación. Otra de las razones nunca revelada por Ovidio, pudo haber sido su conocimiento del escándalo en el que estaba involucrada la hija del emperador, Julia. Pese a todo, Ovidio nunca abandonó su esperanza de volver a Roma, pero sus expectativas resultaron vanas. Ovidio murió en Tomos, tras una existencia infeliz y melancólica, logrando sobrevivir su arte literario más allá de su muerte, siendo sus poemas el más grande alegato de la Antigüedad sobre la libertad de expresión y la dignidad de la expresión humana.
Sobre este trasfondo se erige Lejos de Roma, de Pablo Montoya, en cuyo fondo hay un carácter épico, pues vuelve a un antiguo patrimonio de mitos para recrearlos y dejar que reine la imaginación: el héroe trágico, marginado, víctima de la arbitrariedad del poder y cuyo reconocimiento vendrá por los caminos de la literatura. Ovidio es un enorme caleidoscopio de vicisitudes, tramas, acciones que generan la visión de la vida y el valor central del mito, considerado éste como elaboración literaria y precepto ético. El autor de Lejos de Roma nos comunica un relato ejemplar en que los acontecimientos históricos de un pasado se difuminan y se actualizan. Su complexión imaginaria tiene su anclaje en el drama de quien vive entre el esperanzador mensaje del arte y unas condiciones ausentes de la idea de justicia. El exilio de Ovidio nos persigue hasta nuestros días, su sacrificio es igual al desterrado de hoy, los débiles expulsados, los marginados por tiranos que no soportan ningún desafío, ni intelectual ni moral. Las pasiones y los poderes de ayer también son los de hoy. El autor sabe que el exilio es una experiencia cotidiana y transmite por lo tanto una noción de pérdida, confrontación y ausencia. El mito resucita con su voz legendaria:

Aquí, en realidad, soy nadie. Dejé de ser alguien desde el día en que me fue avisado el repudio de Augusto. He sido nadie en todos los puertos que he atravesado hasta llegar a Tomos. Mi lengua, que podría actuar a mi favor, que siempre actuó a mi favor antes de este exilio, se estrella contra la ignorancia de los bárbaros.

Encontramos, entonces, una rica erudición, no la refinada composición ni el estilo extremadamente intelectual. Por lo contrario, su interés por el pasado, la invención y elaboración poética-narrativa, permiten aquella singular vuelta al mito y su urdimbre, dotada de un trazado psicológico, afectivo, moral y espiritual del personaje y un efecto dramático de sus acciones. La fusión entre poesía e historia nos indica que ésta última es también una acción del lenguaje, un poder que desmitifica. El mito se rompe por medio de una nueva palabra, un nuevo orden y otra imagen – metáfora; no olvidemos que el libro Lejos de Roma está constituido por 40 capítulos breves, considerados cada uno como una escala de su viaje y estancia en el exilio, desde su arribo hasta su muerte. Se captura lo histórico, progresivamente, como una necesidad de la memoria, ya que el lenguaje desenmascara el porvenir. Pero igual Lejos de Roma contribuye a nuestra reflexión aguda sobre el presente y cómo en el pasado existía una conciencia misteriosa, abierta hoy gracias a labor de la escritura. Porque la historia es también una poética que pone la duda, pregunta por el desliz y la fractura, una palabra que posee conciencia histórica, literaria y filosófica, e invoca, evoca, provoca con su carga de ironía, dolor, belleza y conmoción.
Además consigue el libro un equilibrio entre el tema heroico y el cotidiano; el discurso narrativo y el lírico. Leamos como ilustración el inicio del capítulo titulado La desnudez:

La culpa de todo hombre en Roma es tener ojos. Una noche yo miré y fui castigado. Sabía que, al traspasar esa puerta, donde Isis había tallada en mármol, entraba en un terreno prohibido. En el aire flotaba un aroma de azafranes macerados. Invité a Fabia a dar un paseo por los foros, pero ella prefirió quedarse recostada en su triclinio. Leía, con mucho interés, los impuros relatos de Eubio sobre la corrupción de la semilla en el vientre materno.

Lejos de Roma es un lúcido ejemplo de la labor de la ficción dentro de la historia, la búsqueda juiciosa de los acontecimientos históricos y la versión del escritor, si interpretación personal y subjetiva, intuitivo, pero a la vez consciente e intencional.
Al valerse de una profunda emotividad, el autor recrea el comportamiento, la actitud de un ser humano que actuó en un pasado, pero que hoy es resucitado poéticamente de la mano de sucesos de gran valor anímico y espiritual. De tal manera que los acontecimientos singulares y auténticos están vivos, vigentes y significando, tras una tarea de mediación, reconstitución y completamiento. La historia deja de ser recinto exclusivo del pasado y se torna saber actualizado. La escritura halla, descubre, saca del olvido, revela mediante un acto imaginario y libre las zonas oscuras que tiranizan o frustran al hombre. El autor captura lo histórico por medio de la individualidad y lo íntimo, pero a la vez trasgrede lo particular (la biografía de Ovidio) y lo trasciende a lo universal (el destino de todos los desterrados del mundo), donde la verdad interior importa más que la verdad objetiva:

Las islas del Imperio se han llenado de exiliados. Detrás de cada muralla romana se esconde alguien que espera, entre el resentimiento y la esperanza, la llegada de la muerte. Augusto, que todo lo vigila, desde la paz en las fronteras hasta el control de los incendios y las inundaciones de Roma, también ha querido gobernar sobre el deseo de los ciudadanos. El exilio como castigo para quienes se resisten a respetar el poder del Príncipe. El exilio destinado a quienes atentan contra su rigor moral. Augusto quisiera controlar hasta el sueño de los súbditos. Y acaso sea ésa su gran frustración.

A través del monólogo el protagonista relata su drama, el lado crítico de la historia, la desmitificación de los hombres y los sucesos. Lejos de Roma es un libro contemporáneo que se compromete con nuestro tiempo tan complejo y aciago, quizás porque es un original punto de vista sobre un pasado que retorna sin descanso. Su actualidad, lejos de toda obra arqueológica y anacrónica, es posible por el contraste de mundos, las analogías que el lector realiza, la lección humanista que propone, su imaginación creadora, la pasión y el vital sentido de la obra.




Fotografía: Pablo Montoya, Nana rodríguez, Gabriel Arturo Castro